Para que las personas sean productivas y puedan tener ingresos económicos, requieren trabajar. Poder obtener dinero es una de las metas de hacerlo, ya que vivimos en un sistema donde es necesario para poder subsistir.
Pero no solo eso, también sirve para sentirte útil a ti mismo y la sociedad. El gran problema viene cuando tu trabajo mismo se ha vuelto una gran fuente de frustración. Al grado de decir que lo odias por completo.
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¿Por qué odiar tu trabajo?
Las personas tenemos distintas metas en la vida que quisiéramos alcanzar. Muchos sueñan con tener cierta calidad de vida, haciendo lo que les gusta. Pero se encuentran con una gran realidad: hay que pagar las cuentas.
Por lo tanto, llega un punto en el que prefieren entrar a trabajar en lo que puedan. Al menos de esta manera, podrán comenzar a percibir ingresos y con ello poder seguir con su forma de vida. Pero surge un problema.
Las personas tienen aspiraciones y quisieran trabajar en algo que les guste. Muchos simplemente tienen empleos que les permitan subsistir, pero están lejos de ser actividades que les gustaría realizar.
Y puede empeorar todo cuando ese trabajo que realiza es mal pagado o tiene un ambiente tóxico. Esto causa que el solo hecho de ir diariamente para allá se vuelva una carga, un momento de alta frustración.
Con el tiempo, odiarás el hecho de ir a tu empleo. Y se vuelve duro el pensar todos los días levantarse para hacer algo que te causa tanta molestia. Multiplica eso por varios años y tenemos un problema real.
¿Cuáles son las consecuencias?
No estar a gusto en el trabajo puede ser malo para la salud mental. Es un aspecto del que se habla poco, pero cada día más se encuentra en la conversación. De como también es importante pensar en mantener nuestra mente sana.
Pero a fin de cuentas, si renuncias dejarás de percibir el dinero que te da. Por lo que una nueva serie de problemas llegarían a tu vida, los cuales incluso pueden causar otras consecuencias. Como no poder comprar alimentos o pagar la renta.
Algunas consecuencias directas de estar en un trabajo que odias son:
- Un estrés constante, que puede terminar por mermar tu estado anímico. Esto puede incluso terminar por reflejarse en diversas enfermedades.
- Tus relaciones sociales empeorarán. Porque al estar siempre de mal humor y molesto, será mucho más difícil poder comunicarse de manera efectiva con las otras personas.
- Tu desempeño laboral será bajo. No estarás dando tu 100% e incluso podrías estar buscando trabajar lo menos posible.
- Tu crecimiento se estancará, porque al no tener un buen desempeño, causa que no puedas crecer.
¿Qué se puede hacer para solucionarlo?
Pueden haber varias formas:
¿Seguro el trabajo es tan malo?
Tal vez te encuentras frustrado por no estar en tu trabajo ideal, pero puede ser que el tuyo no es tan malo. Simplemente no lo aprecias lo suficiente, por estar siempre viendo hacia lo que no pudo ser.
Intenta ver el lado bueno de lo que ya haces, es posible que en realidad sea mucho mejor de lo que pensabas. Incluso podría nacer una nueva vocación.
Intenta buscar otras oportunidades.
No renuncies de inmediato. Lo mejor que puedes hacer es comenzar a mandar currículums para otros lugares a los que quisieras cambiarte. Puede ser que haya una empresa que te llame mucho la atención.
Hazlo con calma, para no dejar de percibir ingresos. Ni te desesperes, porque la competición laboral es muy alta y podrías tardar en ver resultados.
Prepárate y estudia algo nuevo.
Tal vez quieras cambiar a otro tipo de empleo. Una buena idea es capacitarte en algo que no conozcas, que podría ser una nueva habilidad que te permita ejercer en algún otro tipo de empleo.
Al final, lo importante es no quedarse quieto. No pensar que no hay nada que hacer, porque a largo plazo estar en un trabajo que odias te afectará de muchas formas posibles.